martes, 19 de abril de 2011

El hombre que cambió el mundo

El título de este post lo tomé de una vieja entrega de la revista La Atalaya (1 de abril de 2010), aquel documento que noble y desinteresadamente los testigos de Jehová reparten cada domingo en las puertas de nuestras casas.

Relego hacia el final de este ensayo, mis apreciaciones sobre el rechazo que generan en mí aquella y otras sectas religiosas ligadas al cristianismo (incluyendo a los más cínicos de todos: los católicos apostólicos romanos, que en este país somos casi todos). La celebración de Semana Santa es el contexto que da vida a este escrito y centraré mi análisis fundamentalmente sobre el personaje más trascendental de la misma y por cierto el principal protagonista de la espirtualidad occidental, un ser que literalmente cambió nuestro mundo y que en su pasión silenciosa nos enseñó a vivir acorazados e indiferentes frente a la estupidéz humana, mostrándonos lo bello que es existir en la armonía del espíritu, libres e independientes frente a las caretas de la sociedad, mentalizados en un Dios de la no-condena, distinto al perfil de sanguinarias divinidades guerreras con las que convivieron los rústicos hombres de su época, dioses de sacrificio y segregación que pesaron más sobre la conciencia del colectivo de las naciones que del individuo.

Cristo encarna desde siempre una especie de héroe en el que no puedo ni pretendo verme reflejado, pero que me da a entender en su ejemplo de vida que la felicidad y la libertad son caminos de iluminación, forjados en la búsqueda personal, la plena independencia y la soledad. Para quien no tenga el despreciable sesgo de la religión y tal como yo, no crea en un Cristo de milagros o en el hijo de una vírgen, el trazado hecho por Khalil Gibrán en Jesús, El hijo del Hombre podrá dejarlo muy conforme, pues aterriza al ser mitológico y lo ubica en la única posición plausible: la de "iluminado", tal como un Buda, Confusio o Platón. Para aquellos que no creen en dogmas, la religión termina siendo reemplazada por la filosofía y la filosofía es el único medio que nos permite desvelar las sombras con que se nos presenta la realidad, para responder al gran enigma: de ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos? y ¿a dónde vamos?, como así mismo ¿quién es Dios?, quién es aquella oculta y misteriosa mente, primera semilla de la existencia, la gran chispa detrás del Big-Bang.

Tal vez Cristo no haya sido el primer portavoz oficial de los derechos humanos en occidente, y su lucha de hecho no fue como la de un Espartaco, sublevado ante el más grande imperio que haya conocido la historia, sin embargo desde el silencio (el mágico artificio de Dios) y la no-violencia, el mensaje de Cristo fue capaz no sólo de infiltrarse en el corazón mismo del Imperio Romano, pasado los siglos se convirtió también en la religión oficial de este, carcomiendo constantemente (como una bacteria) los fundamentos darwinianos de la desigualdad y de la explotación, materia que hoy sigue en curso. El cristianismo es el gérmen fundante, el Big-Bang de todo nuevo órden basado en la igualdad, curiosamente el anti-clericalismo y el agnosticismo son los pasos más recientes de su evolución: de esta manera la religión que basara su perspectiva en la afirmación de que todos nacemos libres e iguales ante Dios, generó (irónicamente) los espacios suficientes hacia la negación del propio Dios.

El acto de negar a Dios sin embargo, puede que se explique mejor en la natural resistencia que el hombre libre manifiesta ante la religión. En su época, el propio Cristo estuvo en contra de ella, ganándose la desidia del alto sacerdocio de Israel al declarar: "Yo destruiré este templo hecho por las manos del hombre, y en tres días lo edificaré" lo cual hacía clara alusión al único templo que nos puede guiar a Dios y responder todos los misterios de la existencia: el templo del espíritu.

La religión, como al parecer también la entendió Cristo, es la anti-libertad: no permite que cuestionemos, no permite expresarse, no permite pensar y Cristo en todo momento del Nuevo Testamento se nos presenta como un individuo renovador, un antítesis revolucionario de la moral judaica, místico alejado del mundanal ruido: un ser en perfecta armonía con Dios, con la contemplación del espíritu y con la libertad. Cristo no es de la Sinagoga, el rezo inmolado o de la actitud animalezca o cavernícola de golpearse la cabeza contra un muro, Cristo es de la montaña, de las caminatas al aire libre o por varias ciudades predicando, es uno con la naturaleza, uno con la contemplación, un ser tan simple, agradecido y amante de la vida como el más humilde de los pastores u ovejeros del Levante.

Vuelvo al mencionado texto de La Atalaya, indago en su contenido y destaco un pequeño fragmento que me parece fundamental a la hora de dar en el clavo de lo que es el sentimiento religioso, el cual definí en líneas anteriores como la anti-libertad:

A la luz de lo expuesto en el texto escaneado, queda clarísimo que para la generalidad de los testigos de Jehová, mormones, evangélicos, católicos, ortodoxos, opus dei y cristianos en general, el mundo es una condena, una selva llena de peligros de la que sólo un ser de luz (llámase Dios, llámese Cristo o quien sea) podrá salvarnos y es de suponer que aquel ser - al no estar hoy presente en un mundo de maldad e injusticia generalizada - retrasará su llegada hasta la culminación de nuestra apocalíptica existencia para sepultar en el infierno del olvido los malos elementos de la sociedad y salvaguardar a los buenos.

Honesta y sincerarmente, no puedo concebir forma de pensamiento más pequeña, más arcaica, básica y bestial que la del hombre de religión: los primeros en lanzar la piedra y esconder la mano y en mirar la paja en el ojo ajeno (todo lo que Cristo había despreciado en vida). El mundo es lo que nosotros hagamos de él, y si tan sólo somos capaces de ver maldad y sufrimiento, es porque estas dimensiones deben estar más vivas que otras en nosotros mismos y como observadores las replicaremos en todo lo que nos rodea. Gente como Cristo (los místicos verdaderos) son capaces de apreciar y obrar maravillas en su entorno, porque culminaron la bendición de ser ellos mismos y de fundirse con el espíritu.- Es el hombre y no la religión quien se libera así mismo.

Las religiones como buenas antecesoras de la formación del Estado, emergieron como marco de leyes para la buena convivencia social, prohibiendo más que permitiendo: que el alcohol es pecado!, el sexo sin motivos de procreación: fornicación condenable!, la ambición es mala!... Si Dios es todo y vive en todo cuanto existe: ¿qué es lo malo? y ¿qué es lo bueno? sino simples subjeciones morales y en medio de tantas prohibiciones ¿para qué vivir entónces?. El hombre de religión se cree juez del mundo, pero sufre tremendamente al marginarse de la vida y de los impulsos, pretendiendo ignorar que su existencia es miserable, triste y cercada y que el miedo a pecar (algo que le impuso la sociedad) se transformó en el pozo negro que limitó su vida, tienen miedo de ser!, de ser ellos mismos, de abrazar los impulsos y de cuadrar carne y espíritu, temen tener CONCIENCIA PROPIA. El hombre de religión no es más que un puto cobarde.

Poca gente religiosa (salvo algunos santos y verdaderos mártires) podrían llegar a ser la mitad de lo valiente que fue Cristo ante a las adversidades de su época y la desconfianza de su propio pueblo que terminó sentenciándolo a muerte. Mucho menos habrían desafiado una autoridad tan magnificente como la de Roma, con poder de aplastar a cualquiera como a una hormiga.

Pechonios dispuestos a morir por un ideal o cargar con una pesada cruz, la verdad no conozco a ninguno, lo que me demuestra que Cristo al igual que Platón o Galileo, no fue hombre de religión sino de ideas, no extrañando por tanto que justamente sus ideales terminaran forjando similar desenlace. Del lado contrario están los profetas de la espada y de la ley como Mahoma, con más dotes de políticos y de conquistadores que de místicos.... el imperio del Islam como el del cristianismo, fueron ante todo organizaciones políticas escusadas en el plano extraterrenal y la metafísica, la escusa divina en la que seres con grandes ambiciones de poder lograron echarse al bolsillo al crédulo, desorganizado e ignorante pueblo... ¿Es tan inexplicable entónces que algunos de los peores sadomitas de la historia residieran justamente en la Santa Sede?, basta con recordar los excesos de la familia Borgia o que hoy la iglesia vuelva hacer aguas por todos lados con historias de curas y monjas sexualmente desviados y pedófilos que los altos mandos eclesiásticos se empecinan en proteger. Aquella no es más que una institución que se pudrió y hace siglos está oliendo mal, no es el mejor ejemplo ni lugar para reforzar la fe, sino justamente para despreciarla.

Cristo sin embargo vive! y el tiempo no lo ha marchitado, aunque no podría aseverar si tuvo o no una real existencia en el plano terrenal o fue más bien el mito a través del cual se encarnó un trascendental y divino mensaje de paz, libertad, igualdad y fraternidad que impregnó luz en un mundo de mera sobrevivencia y constante estado de guerra. Lo que sí es una evidencia, es que este hombre, esta idea o este espíritu logró cambiar el mundo, y que la iglesia se tomó de su nombre para que el imperio no desfalleciera. Aún sí lo mantuvo latente en el paso de los siglos y eso es tal vez lo único que hemos de agradecerle a la religión, el paso siguiente será que la humanidad comprenda a este personaje bíblico ajeno e independiente de aquella sórdida insitución que más mal que bien ha propiciado al mundo, partiendo por su condena psíquica, su imposición forzosa a los pueblos débiles y dominados, su cinismo moral y el hecho de que a diferencia de Cristo, siempre ha tenido a ponerse del lado de los poderosos y no de los oprimidos y segregados.

Aunque esta semana, por nada en el mundo pienso asistir a una misa, ni hacer cánticos estúpidos, escuchar sermones de un cura - probablemente - mil veces más pecador que yo, ni participar de parafernálicos actos eclesiásticos que más apelan al instinto de masa, que a la espiritualidad personal, yo en mi propio silencio y contemplación, con mis propios y humildes medios espirituales pensaré en tí Cristo y pronunciaré tu nombre como ya lo he hecho otras tantas veces en este ensayo. Mi intención no será manipular a los débiles de consciencia con el fin de obtener beneficios propios, mucho menos será por miedo de un Dios mal conceptualizado ni por simple protocolo. Mis sentimientos hacia tí no son más que de admiración y respeto... Cristo no fue un simple ser humano, no fue el hijo de Dios (porque de cierto modo todos los somos), Cristo es y será siempre el más elevado ideal de libertad.

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viernes, 15 de abril de 2011

SIMPLEZA

Dios no está en el Vaticano, Dios no está en La Meca, Dios no está en el Tibet. No se llega a Dios rezandole a una figura ni a un santo, no se llega a Dios absorto en el lujo de las iglesias y de los monumentos, no se llega a Dios buscándolo en la retórica, ni en la ciencia. No se llega a Dios en la comulgación de un cura, no se llega a Dios recibiendo la ostia y odiando al vecino, no se llega a Dios por la culpa ni por el miedo. Dios está aquí, en todas y en ninguna parte en específico. No se manifiesta en la alabanza ni en el diezmo, sino en el silencio y contemplación del alma: su misterio radica que no lo veamos ni lo percibamos con ninguno de los cinco sentidos.

Aléjate por unos minutos del mundo, cierra los ojos y piensa en lo solo que estás y en el momento de mayor relajo sabrás que no estás ni nunca estuviste solo, que la tierra que pisas, el cielo que te ilumina y el aire que te rodea son parte de tu mismo ser y tú parte de ellos. Todos somos uno y uno es DIOS, la unidad con el Universo y todo cuanto existe, eso es Dios: todo y nada... infinito, silencioso, simple, inmóvil... morir no es ir al cielo, morir es volver al silencio, volver a ser uno con todo cuanto existe, abono para la tierra, alimento para los insectos, oxígeno para la atmósfera. No hay misterio que develar, todo es sabido de antemano.


"Dios es simple, todo lo demás es complejo"
(Albert Einstein)

miércoles, 13 de abril de 2011

Para conocer el mundo, primero conócete a ti mismo. Para repartir amor y felicidad a tu alrededor, primero ámate a ti mismo. Para disfrutar de la vida, primero disfruta de tu propia existencia. Para sostener a una familia, primero sé capaz de sostenerte en tus propios pies, para aportar tus conocimientos a la gente, primero absorbe tú los que más puedas. Nada se posterga, nada debe ser un paso consecutivo, todo debe ocurrir al mismo tiempo. Puedes tener muchos guías, muchos maestros, pero el principal de todos eres tú mismo, nuestra mente decodifica el mundo y le da sentido a la parcialidad del universo que habitamos.

Los milagros existen y tú eres uno de ellos. Considera la parábola de los talentos, pues esa es tu misión en la vida: expandir y multiplicar los dones que Dios te dió por el sólo hecho de existir. Debes vivir, y vivir al máximo, dar todo de tí en cada paso, en cada idea, en cada proyecto. El mayor error que puedes cometer es esperar recompensas externas y ligar la propia existencia a la dependencia emocional o material del otro.

Cristo fue sabio al aconsejar que debemos "dar sin esperar nada a cambio", porque quien siempre está dispuesto a recibir es el mendigo, las almas menos evolucionadas en el escalafón humano, y quién está en condición de dar, es quien tiene poder, poder para cambiar el mundo o al menos influir en su entorno. La vida no fue ayer y no es mañana. Olvida soñar, olvida los recuerdos.

HOY ES QUE SE VIVE!, vivir es hacer!

martes, 12 de abril de 2011

VIDEO DE UTILIDAD PÚBLICA



Siempre lo he tenido en cuenta, pero no está de más informar a la gente al respecto.

Para las grandes cadenas de supermercados en el país: "La caridad parte por casa".

sábado, 9 de abril de 2011

Marcha en las calles de Madrid: 40% de los jóvenes no tiene trabajo!

Los jóvenes somos el futuro de nuestros respectivos países, pero ¿Qué pasa cuando la población de un país está envejecida, la edad de jubilación (por efectos previsionales y mejora en el nivel de vida de la población adulta) aumenta en cantidad de años, hay nula movilidad en los puestos de trabajo y para remate la economía está en crisis?.

Todo lo anterior es por lo que está pasando actualmente la sociedad española, la cual vivencia niveles alarmantes de subocupación en la población jóven; ya sea quienes buscan trabajo por primera vez o quienes lo han perdido últimamente. Hablamos de gente que en general posee uno o dos títulos universitarios, que manejan más que un idioma y que están en toda su plenitud para aportar a la economía y desarrollo del país. El gran pero: la economía española vive un receso histórico, el mercado laboral por tanto va a la baja, ya que no se generan proyectos que diversifiquen el sector y lo que es tal vez peor: pocos expertos vislumbran que surja una solución en el corto plazo, mucho menos con las austeras medidas que ha tomado el actual Gobierno, consistentes en subir los impuestos y recortar salarios en la Administración Pública.

Lo que ocurre hoy en España, no está tan lejos de replicarse en nuestro país y para ser honesto, aunque tal vez un tanto pesimista: estoy seguro que en menos de lo que cante un gallo, esto pasará en Chile. Hoy a menos que estudies una carrera (técnica o universitaria) bastante acotada y específica en lo tocante al campo laboral, o desde luego cuentes de antemano con algún buen "pituto", serán muy pocas tus posibilidades de ejercer funciones en instituciones u empresas relacionadas directamente con lo que estudiaste y frente a lo cual decidiste encaminar tu vida. Y lo que es más triste aún: probablemente ejerzas en trabajos que no requieran más conocimientos que los aprendidos en la educación básica y media.

Esta es una problemática crucial que el Estado debiera afrontar YA con acciones proactivas. Es un hecho que hoy en Chile "sobran profesionales" y que a menos que estos no encuentren caminos de emprendimiento alternativos o emigren a algún otro país con mercados que realmente requieran sus competencias (para esto es clave el manejo de idiomas), tendrán que conformarse con las limitadas posibilidades de un entorno que prescinde fácilmente de quien carece de los conocimientos técnicos, del expertice y los años de circo. Bajo esta gris realidad, recobra más sentido que nunca la atemporal crítica que Ralph W. Emerson hace de la profesión, comprendiéndola - ya en pleno siglo XIX - como una pérdida de tiempo que amolda al hombre a la gran maquinaria social (el ser uno más), opacando todo su espíritu emprendedor y la posibilidad de marchar solos, probando mil posibilidades, cayendo, aprendiendo y curtiéndose en el camino.

No sabría decir si el Estado ha hecho más mal que bien a la economía y a la futura fuerza de trabajo con sus subvenciones y créditos universitarios a destajo, repartidos entre muchas familias de escasos recursos, pero en cuyos núcleos sólo una mínima parte de los beneficiarios poseen reales méritos académicos como para ser becados. "Universidad para todos" se ha transfigurado con los años en "buenos trabajos para nadie", ya sea por efecto de una falsa e injusta competencia, o por una sobrecarga de cartones o títulos.

Hoy la necesidad está (creo) en volver a lo esencial y en culturizar desde la base una sociedad para el emprendimiento, anulando aquel peligroso paradigma de que "a la persona la hace un título". A las instituciones que venden el servicio de la educación superior (y en particualr las privadas) como una necesidad de primer orden que debe ser cubierta a cualquier coste, no se les está exigiendo respaldo alguno por lo que venden, garantías de que nos están facilitando el futuro. El Estado ha declinado en sondear esta materia, y lo que es peor, ha hecho posíble que afloren sin grandes barreras ni exigencias, más instituciones de este tipo o que las ya asentadas crezcan y se expandan sin tope visible, profundizando la mediocridad de su oferta, conforme se expande el mercado de la educación. Siento más cierta que nunca aquella ley de vida que dice: "todo lo masivo, no es de calidad".

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lunes, 4 de abril de 2011

ORGULLO

Orgulloso me siento de la madre y del padre ejemplares que Dios y el destino me dieron la dicha de tener a mi lado.

Orgulloso me siento del ejemplo de vida de mis trabajadores abuelos que sólo cargando el maletín de las nostalgias y un gran espíritu de superación, lograron prosperar en un país y cultura prestadas.

Orgulloso me siento de la sangre que corre por mis venas, de mi antepasados árabes e italianos, de ser chileno, de ser uno más y a la vez distinto.

Orgulloso me siento de mi patria, de su gente, de las grandezas y pequeñeces de nuestra idiosincracia y hasta orgulloso me siento de que la clase política que nos gobierna, sea menos corrupta que en otras partes.

Orgulloso me siento de los caminos que he tomado en la vida, y agradecido de la gente que ha caminado y camina hoy junto conmigo, de los amigos que he hecho y hasta de los que he ido perdiendo, a todos ellos doy gracias!!

Orgulloso me siento de haber tomado los caminos más peliagudos, los menos simples y prácticos, de haber estudiado una carrera que hasta el momento no me ha aportado abultadas ganancias económicas, más sí satisfacciones que estoy seguro se convertirán más temprano que tarde en inimaginables riquezas.

Orgulloso me siento por todos los días vividos y el camino recorrido hasta aquí, por haber privilegiado muchas veces la soledad, y conquistado gracias a ella mi paz mental y espiritual.

Orgulloso me siento de amar a Dios en un mundo escéptico, materialista y errático, donde aquellos que sólo se aventuran a decir "creo" y se limitan a buscar la trascendencia del espíritu en las viciadas instituciones religiosas y en la ley de los hombres, son los cobardes que más aborrezco.

Orgulloso me siento de escribir esto y de no guardármelo como un pasajero impulso. De que decenas, cientos y por qué no: miles! de personas lean algún día estas jubilosas líneas, emitiendo las más dispares apreciaciones sobre mi persona, sin conocerme siquiera. A Dios gracias, no vivo de ninguno y ciertamente están en libertad de opinar lo que quieran, otra cosa muy distinta es que llegue a importarme.

Finalmente, a TI te digo: "Siéntete orgulloso de ser quien eres", de los incondicionales que tienes a tu lado (padres, hermanos, esposa, hijos, familia en general) y de los muchos o pocos recursos que tienes hoy a mano para echar andar el motor del emprendimiento personal. En la vida, amigo (a) "no hay tiempo para lamentos ni arrepentimientos", es mejor vivir poco, pero intensa y transparentemente que tener una existencia longeva, duditativa y oscura.

Orgulloso me siento además de compartir aquí mis más hondas inquietudes y determinaciones con gente a la cual intuyo, pero que probablemente nunca conoceré en persona. Si la vida me ha enseñado algo, es que nada de lo que existe es para atesorarlo en el polvoriento baúl del ego enfermo, toda la dicha, toda la prosperidad, todas las ideas y todos los secretos del universo están al alcance de tu mano; el camino cursado por un genio, por un artista, por un gran empresario, por un chamán o por un simple demente, no es patrimonio de ninguna cofradía, fueron pavimentados para que tu mismo los retomes y hasta los superes. Todo lo que está, lo que fue y lo que será, existe por tí, por mí y por todo aquel que pisa este mundo.

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domingo, 3 de abril de 2011

Democracia en Medio Oriente: ¿Es Turquía el modelo a seguir?

Hoy temprano en la mañana, me topé con un interesante debate en Televisión Española, relativo a las potenciales realidades que depara la institucionalidad en los países árabes, que en días precedentes reivindicaron un agudo quiebre con las clases dirigentes.

Los panelistas: una analista española y un profesor árabe, experto en la materia, concluyeron que no habrá vuelta atrás en el proceso democratizador, luego de las muy bulladas revueltas y sublevación popular, acecidas en las principales ciudades de Egipto y Libia. Y es que siguiendo su análisis, el régimen de Muamar Gadafi tendría los días contados, sin embargo su porfía y grandilocuencia en el cargo (apoyada por muchos libios), podría ser detonante de una próxima gran guerra, primero civil - como ya está ocurriendo - y luego internacional, a lo que la actual presencia de fuerzas norteamericanas y europeas contribuye sobremanera.

La caída de viejos régimenes tanto en Libia como en Egipto, sería a todas luces inminente, sin embargo la principal preocupación internacional al analizar el proceso, es que este en lugar de prosperar hacia nuestro concepto occidental de democracia, involucione a un status en el cual el fundamentalismo islámico comience a llenar todas las fisuras, reemplazando el actual orden cívico y político y enclaustrando aún más a aquellas sociedades que han comenzado a abrir sus ojos al mundo moderno.

En medio de esta incertidumbre, el nombre de un viejo actor (ya retirado de la región) ha vuelto a surgir como salvaguarda o esperanza del proceso democratizador, este actor es Turquía, décadas atrás llamado el "Gigante enfermo de Europa", cuna del último gran imperio que dominó en sus siglos más prósperos buena parte de Europa, las tierras del Levante (Siria, Líbano, Palestina), Irak, Irán, los países de la península árabiga y buena parte de los norafricanos, incluyendo Egipto y Libia. Irónico, que un país que genera tantos anticuerpos en las naciones de Medio Oriente, que coartó por siglos las libertades de sus gentes y no permitió la natural evolución desde una forma de organización tribal a otra democrático-liberal tanto en Europa Oriental (donde fracasan las democracias) como en el Cáucaso y el mundo árabe, sea hoy el modelo a seguir de países que vivencian una crisis institucional y falta de credibilidad y soporte de sus gobernantes.

¿Ataturk o Khomeini?, en mi opinión el futuro no sólo de Egipto y Libia, sino de todo el Medio Oriente se condensa en esta simple pregunta: ¿Qué se terminará imponiendo finalmente?: ¿La dureza de un régimen civil, basado en el viejo precepto "la letra con sangre entra" o la reivindicación de los valores eclesiásticos y del caudillismo religioso?

La democracia turca comenzó como un proceso de reinfrestructura revolucionaria, tras la derrota del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial y su consecuente pérdida de territorios. Fue un proceso dirigido por los militares ilustrados (y en general masones), entre los que Kemal Ataturk destacó como caudillo, formulando leyes occidentalizantes, destinadas a fomentar la educación secular, la industrialización del país y el auge del sector servicios. Décadas después de inciado el proceso con relativo éxito: Turquía es el único país que podríamos considerar una nación islámica y a la vez democrática, que a pesar de los recientes reflotes de fundamentalismo religioso contra el orden secular, sigue prosperando como tal, se afiata en el tiempo y crece económicamente y hasta tiene posibilidades de engrosar en un futuro no muy lejano la lista de países que constituyen la Unión Europea.

Desde luego, Turquía encarna un ejemplo mucho más positivo que el de Irán, piedra en el zapato y amenaza latente para la estabilidad regional. Sin embargo hay una serie de razones por las cuales yo personalmente no la consideraría un ejemplo tan directo, comenzando por el hecho no menor de que al igual que Irán, Turquía no es un país árabe, y que a diferencia de Irán, en los años de reivindicación nacionalista ejerció políticas hostiles contras las poblaciones árabes de Anatolia (segregación racista hasta hoy prexistente), no obstante menos hostil que la adoptada contra judíos sefardíes y la nación armenia, población sobre la cual cometió uno de los peores genocidios de la historia reciente. En segundo lugar Turquía, a diferencia de Irán, ya no tiene los ojos puestos en Medio Oriente, su enfoque descansa casi del todo en Europa, o al menos es así en lo que respecta a la clase política, de la cual una pequeña parte es además de orígen balcánico (familias macedónicas, búlgaras, griegas, ucranianas, etcétera), y la terecera razón es tal vez la más determinante: Turquía es un aliado estratégico y económico de los EEUU.

El análisis que presencié hoy en TVE estuvo sin duda interesante, pero como ya dejé explicitado, tengo para objetarle lo tocante a Turquía. Creo que en este sentido, la realidad es menos amable y se nos presenta en la siguiente encrucijada: 1) o los países que hoy viven la crisis política, inician una carrera lenta pero segura a la democracia, que desde luego duraría varias décadas y terminaría en un proceso - al menos en el mediano plazo - totalmente distinto al esperado por los muy optimistas analistas internacionales, ya que desde luego se requiere transformar no sólo instituciones, sino crear nuevos valores/hábitos y curtirlos, o 2) será Irán y no Turquía el modelo que termine por imponerse. Irán cuna número uno del fundamentalismo islámico, país que pretende convertirse en la principal potencia política y económica de la región y que exhibe la peligrosa osadía de desafiar al Sistema Internacional y a las potencias occidentales con el desarrollo de armamento nuclear, con comenzar "una guerra total" contra Israel y con levantar en armas a muchos países que tiene como satelites: Siria, los rebeldes chiítas del sur del Líbano e Irak, inclúidos simpatizantes kurdos del este de Turquía.


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