En el léxico judeo-cristiano, Dios y Satanás son personificaciones mitológicas de los conceptos "bien" y "mal" sujetos a una interpretación cultural, pues lo que aquí podría considerarse benigno (divino, correcto) a un negrito en Tumbuctú podría parecerle todo lo contrario (malignidad, pecado). Los juicios moralistas de las religiones traen a colación anacronismos morales arrastrados desde la Edad Media, su mandato por tanto, no tendría porqué afectar a los modernos quienes están cada vez más desencantados de este tipo de instituciones en occidente.
.
En lo que a mí concierne Dios sí existe porque el Universo es el pasaje entero de una mente creadora (como un trazado de Dalí) que el ser humano no puede llegar a dimensionar. Dios no es una metáfora vacía como Satán, quien no constituye su antítesis, sino más bien un simple mito infantil como también lo son el Cielo, el Infierno o los Ángeles. En el mundo tangible, no existe SATANÁS, pero INDEFECTIBLEMENTE ha de existir un DIOS CREADOR, il "primo motore" en la visión de Tomás de Aquino.
.
Creer o no creer es una opción individual, ya sea en el Dios tiránico que nos pintan las escrituras del Antiguo Testamento o en el Dios de amor y libertad trazado en las parábolas de Cristo. Yo creo y "quiero creer" en este último, porque mientras no sea capaz de responderme de dónde vengo y a dónde voy, ninguna respuesta humana, procedente o científica podrá conformarme.
.
En lo que a mí concierne Dios sí existe porque el Universo es el pasaje entero de una mente creadora (como un trazado de Dalí) que el ser humano no puede llegar a dimensionar. Dios no es una metáfora vacía como Satán, quien no constituye su antítesis, sino más bien un simple mito infantil como también lo son el Cielo, el Infierno o los Ángeles. En el mundo tangible, no existe SATANÁS, pero INDEFECTIBLEMENTE ha de existir un DIOS CREADOR, il "primo motore" en la visión de Tomás de Aquino.
.
Creer o no creer es una opción individual, ya sea en el Dios tiránico que nos pintan las escrituras del Antiguo Testamento o en el Dios de amor y libertad trazado en las parábolas de Cristo. Yo creo y "quiero creer" en este último, porque mientras no sea capaz de responderme de dónde vengo y a dónde voy, ninguna respuesta humana, procedente o científica podrá conformarme.