El día de ayer fue aprobado el polémico proyecto de HidroAysen por 11 votos a favor y una abstención. El proyecto energético más grande en la historia de nuestro país, que contempla una inversión de varios millones de dólares y la construcción de cinco represas en el cause de dos ríos, hoy se encuentra más que aprobado y aunque no pretendo hacerme eco aquí de las protestas ambientalistas ni del magnánimo discurso en contra que se ha instalado en la opinión pública, sólo quiero acotar lo que no es más que una realidad: NOS LA MANDARON A GUARDAR A TODOS Y CADA UNO DE LOS CHILENOS!
Es evidente que un gran proyecto de esta naturaleza se iba a aprobar igual, fuera o no en Aysén, sin embargo lo que no es aceptable es la autocracia gubernamental en que se llevó a cabo la planificación y aprobación de este proyecto, en pocas palabras a los ciudadanos se los pasaron literalmente "por el aro", ningún representante de los ambientalistas, ninguna voz en contra fue invitada a discutir la instalación de HidroAysén y perdónenme el escepticismo pero me parece por lo bajo curioso que el flagrante nuevo Ministerio del Medio Ambiente haya pesado menos que un paquete de cabritas en este proceso y que lo que es más raro aún: se haya mostrado de acuerdo en cada uno de los principios y externalidades que contempla la instalación de una termoeléctrica, que digan lo que digan está fuera de discusión que no implicará daños para el medio ambiente y en un santuario de la naturaleza vírgen como es la Patagonia chilena.
Indudablemente son también nuestras prioridades las que nos llevaron a este punto, "NO SEAMOS CÍNICOS" o ¿Empezaremos a cultivar desde ahora un estílo de vida distinto, en comunidades y aldeas verdes sin electricidad al más puro estílo hippie?, sabemos de sobra que no es así, pero también que aquí pesaron en la balanza intereses superiores, superiores a la determinación ciudadana, es decir pisotearon nuestra voluntad democrática y no vale la pena gastarse en apuntar a un sector de la política u otro, centro-izquierda y centro-derecha se cerraron completamente, inclúso a algo tan simple y vital como debatir y poner sobre la mesa el estudio de otras alternativas de energías renovables.
La energía termoeléctrica se amolda perfectamente a la realidad chilena y a la manera en que opera el criterio de nuestros "grandes empresarios", a quienes les interesa invertir lo menos y ganar lo máximo, inclúso a costa de que las externalidades contaminantes de sus empresas sean irreversibles, total "paga Moya" y el Gobierno que debiera sancionar y regular, hace acto de silencio.
Es evidente que un gran proyecto de esta naturaleza se iba a aprobar igual, fuera o no en Aysén, sin embargo lo que no es aceptable es la autocracia gubernamental en que se llevó a cabo la planificación y aprobación de este proyecto, en pocas palabras a los ciudadanos se los pasaron literalmente "por el aro", ningún representante de los ambientalistas, ninguna voz en contra fue invitada a discutir la instalación de HidroAysén y perdónenme el escepticismo pero me parece por lo bajo curioso que el flagrante nuevo Ministerio del Medio Ambiente haya pesado menos que un paquete de cabritas en este proceso y que lo que es más raro aún: se haya mostrado de acuerdo en cada uno de los principios y externalidades que contempla la instalación de una termoeléctrica, que digan lo que digan está fuera de discusión que no implicará daños para el medio ambiente y en un santuario de la naturaleza vírgen como es la Patagonia chilena.
Indudablemente son también nuestras prioridades las que nos llevaron a este punto, "NO SEAMOS CÍNICOS" o ¿Empezaremos a cultivar desde ahora un estílo de vida distinto, en comunidades y aldeas verdes sin electricidad al más puro estílo hippie?, sabemos de sobra que no es así, pero también que aquí pesaron en la balanza intereses superiores, superiores a la determinación ciudadana, es decir pisotearon nuestra voluntad democrática y no vale la pena gastarse en apuntar a un sector de la política u otro, centro-izquierda y centro-derecha se cerraron completamente, inclúso a algo tan simple y vital como debatir y poner sobre la mesa el estudio de otras alternativas de energías renovables.
La energía termoeléctrica se amolda perfectamente a la realidad chilena y a la manera en que opera el criterio de nuestros "grandes empresarios", a quienes les interesa invertir lo menos y ganar lo máximo, inclúso a costa de que las externalidades contaminantes de sus empresas sean irreversibles, total "paga Moya" y el Gobierno que debiera sancionar y regular, hace acto de silencio.