La relación de Dios hacia los seres humanos, tal vez se asemeja en algo a la del hombre (justo) con los animales: Los observa y al domesticarlos: protege, provee de alimento y condiciones, hogar y cuidados. De vez en cuando también, los alecciona y corrije, la diferencia está dada en que la inteligencia del animal no es infinitamente inferior a la del hombre y puede percatarse perfectamente de su dependencia y necesidad del ser más evolucionado, en cambio el hombre, es tan rudimentario frente a la naturaleza divina (y tan insignificante como una hormiga frente a los misterios del Universo), que ha olvidado que es un producto más de la creación y no su dominador. El hombre con su arrogancia y limitación congnitiva, por lo general ignora que la existencia no es una mera coincidencia, sino un milagro, "el fruto de la mente de un creador"..
La ley de los hombres para respeto (y miedo) a Dios, también llamada religión: no es más que la ley de los hombres para sublimar la figura omnipotente del Estado, nada más ad hoc a la mentalidad medieval, castrada intelectual y espiritualmente, una realidad que temo, sigue presente no sólo en las sociedades más arcaicas, continúa siendo "pan de cada día" aquí y en todas partes. Dios es más grande que el Estado, que el hombre y que sus tontas leyes juntas, e inclúso gobierna sobre el bien y el mal, que unidos y confundidos, como en Abraxas: divinidad andrógina, constatemente construyen hacia el futuro nuevas vías, nuevos mundos, a los que no debemos de temer, sino procurar.-
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¿Por qué seguir buscando a Dios donde no está, entre los ruines muros de la turbia moral eclesiástica, en el tortuoso camino del despojo, el ascetismo o la abstinencia, en la guerra por las cifras y los recursos oculta bajo un falso cariz de "Guerra Santa"?, ¿Por qué buscarlo entre los crédulos, los mal nacidos (que instrumentalizan la fe) y aquellos que pretenden acallar sus pútridas conciencias, si primero hemos de comenzar la búsqueda en nosotros mismos?. Recuerda que Dios está en todas partes y no entre los pederastas cuadrados con el Vaticano o en el "nido de ratas" copado de Pastores estafadores, llamados Iglesias Evangélicas o entre imanes y mezquitas, ni tampoco en el lejano Tíbet. Dios no es patrimonio de nadie, el Universo te pertenece como a todos nosotros, por el sólo hecho de existir en él.
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