domingo, 1 de noviembre de 2009

Globalización, lo bueno y lo malo

Ántes de irme de lleno al post, aprovecho de dejar unas cuantas cosas en claro: 1) Esto es La Bitácora Liberal, pero por lo mismo no significa que sea el blog de un derechista a ultranza, ciertamente me acomoda mucho el planteamiento político/económico de la derecha de mi país, o las derechas sudamericanas en general, pero otra parte, los planteamientos éticos de la filosofía liberal, no los considero compatibles con las prácticas históricas de esta derecha "pacata" y siniestra que ha traicionado sus propios principios, principios burgueses de progreso y enrriquecimiento, (fundados en una actitud liberal básica que nos movilizó a ser independientes del órden europeo feudal y de los viejos estamentos adscritos como un acto de vital necesidad en pleno siglo XIX), tratando de perpetuar en nuestros países un órden oligárquico inamovible en desmedro de los emprendedores de la clase media y con favoritismo a toda gran riqueza establecida, mejor aún si es capital extranjero y mejor aún si acecha con echarse al bolsillo medio país.
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Nuestros señores políticos, títeres sin cabeza y simples ejecutores de estos planteamientos acomodados, no han sido ni serán capaces jamás de demarcar terreno, no tienen peso suficiente frente al $. Por eso 2) Esta bitácora pretende reflejar también todo un descontento y frustación que comparto con otros tantos millones de chilenos (y principalmente los jóvenes) hacia la estancada clase política chilena, frente a la cual las promesas no bastan: ni MEO, ni Piñera, ni nadie barrerá con ella y a lo mucho será debilmente parchada. 3) Los planteamientos que mueven este blog son más filosóficos y economicistas que netamente políticos, aquí pesa más un espíritu práctico y existencialista que toda la pasta ideológica que ha polarizado al país y al continente, basándose en falsas percepciones, engañosas maquinaciones, metidas de miedo, infundadas odiosidades hechas historia y especulaciones varias.
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Y finalmente 4) No me preocupa que cuatro pelagatos lean este blog, personas que respeto y valoro lo hacen y con eso me basta, pero también no dejen de tener en cuenta que no escribo para ninguno de ustedes en particular, soy tan individualista que lo hago más que nada para mi mismo (como expliqué dos post más abajo), para aceitar la pluma que pocas veces ha cesado. No soy un verdadero apasionado de la política, y aunque lo intentado, tampoco lo soy de la filosofía, ni poseo tantos argumentos como para pretender cambiar tu punto de vista (a mi me importa un bledo lo que pienses)... mi único móvil es escribir, porque amo hacerlo, tanto como amo la música, a los animales, las mujeres, la naturaleza, la cerveza, caminar, ir al gimnasio, ver una buena película, leer a Herman Hesse, etcétera.
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Aclarado lo anterior, voy de lleno al post de hoy: Globalización, lo bueno y lo malo
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Viñeta positivista
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Hay conceptos que pueden llegar a polarizar inconciliablemente las posturas; globalización, en sentido estricto, es uno de los tantos que nos lo demuestra.
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Partiré con dar mi propia impresión sobre el concepto: Para mí no es algo bueno ni malo, modificable ni mucho menos evitable, es meramente un dato. Tampoco lo considero un fenómeno actual, ligado a la sociedad de masas y a la era de la información, a lo mucho estas aceleraron el procéso, pero globalización como tal siempre ha existido, es una tendencia de lo humano, en su cariz más liviano: de nuestro interés por lo cosmopolita o de interactuar con otros (de distintos países o culturas) o asi mismo un reflejo del mercantilismo, la más elaborada e interactiva de las actividades humanas y que debe ser tan antigua como la prostitución.
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Sus detractores, que vayan cumplando desde ya a Roma, a los fenicios y a los propios europeos por la existencia de tan odiado concepto, pues fueron ellos los grandes adalides de lo que es la globalización, varios siglos ántes Cristo. Los que lo tienen 100% a favor, me provocan por otro lado cierta desconfianza, no puedo dejar de pensar en la mayoría de ellos como tipos subyugados a todo lo extranjero, gente que prefiere celebrar "Haloween" a rememorar solemnemente a sus muertos un 1 de noviembre como es verdadera tradición nuestra (de los pueblos hispánicos), la sandéz típica en muchas de nuestras mujeres (en la mayor parte de los casos, de finos y hermosos rasgos mediterráneos) de aclararse el cabello o de platinarlo sólo por seguir un modelo impuesto de la belleza nórdica, algo que la naturaleza no les dió. Ejemplos de este tipo suman y siguen.
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Como he dicho, para mi la globalización es un mero dato, no hay mucho que pueda objetarle, no al concepto en sí, pero sí a la gente estúpida que fagocita todo lo que esta le ofrece y aquellos que elevan todas sus banderas de lucha en contra de la misma, nadando siempre contra la corriente, más perdidos que el Teniente Bello. Yo como tú y como casi todos, soy también producto de la globalización, por mis venas corre sangre inmigrante, hablo una lengua y manejo una cultura que no era la natural de mis abuelos, buena parte de lo que soy lo he adquirido aquí, en la tierra que me vió nacer, pero la sangre también tira e indudablemente siento apego hacia otras culturas y realidades, a las que no quiero perder de vista jamás, porque me corresponden por legítimo derecho, pero así mismo sé bien lo que soy y lo que anhelo, no pretendo seguir modelos extranjeros de vida, ni le rindo honores a culturas por las que no sienta pertenencia (ni a gringos, ni alemanes, ni a brasileños, ni a tibetanos, africanos, mexicanos o lo que sea que no soy yo).
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Me gustan mucho los vehículos americanos, la tecnología digital japonesa, la comida árabe, el rock anglo, la artesanía prehispánica y las películas del neorealismo italiano, entre otros, pero no me llama verdaderamente la atención vivir o aculturalizarme en alguno de los países referidos... me encantaría radicar un tiempo en Turquía o en España, conocer de costa el mediterráneo y manejarme en unos cuatro idiomas, pero eso no significa que no ame a mi país, las particularidades del continente sudamericano y de su gente, me encanta esta Babilonia de todas las razas, culturas y pueblos. Aprecio mucho el multiculturalismo, y en su defecto detesto todo tipo de nacionalismos y de reivindicaciones étnicas, como la llevada a cabo por el pueblo mapuche, que ha preferido el camino de la violencia en pos de su autonomía.
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Soy partidario del principio de la diferencia, es cierto que en un país debieramos manejar los mismos códigos (sintonizar en una misma frecuencia), pero hoy por hoy, tu manera de vestir, tus tendencias ideológicas y hasta tu religión, debieran ser de tu incuestionable elección. La globalizacíón actual reviste el gran problema de uniformar en laicisismo y de haber occidentalizado casi a la fuerza a medio planeta, pocos tienen reparos actualmente en dar espacios al plano espiritual, la vida simple de antaño o de vanagloriarse de lo propio, ántes de mirar hacia fuera, a modelos masivos y preestablecidos de cultura.
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La globalización de fines del siglo XX y principios del XXI, tiene todos los colores de la bandera norteamericana, como si tres o cuatro mil años de historia occidental pertenecieran a un solo país, descartando de frentón todo lo que la cultura oriental más antigua y llena de sabiduría práctica ha aportado al mundo.

No dejo de pensar que los primeros pasos de la brillantéz humana se dieron en China, en la India, en Babilonia o en Egipto, países que de alguna manera hoy son considerados ajenos y hasta enemigos de esta globalización occidentalizante, siempre en movimiento.

Los árabes o los persas que legaron al mundo, siglos de prosperidad y el mayor avance histórico en los campos de la filosofía, las letras, la matemática, la religión, química, medicina y arquitectura, son considerados hoy por el patrón de fundo norteamericano, como una piedra en el zapato, culturas molestas que se resisten sumarse al carro de la occidentalización y aunque se hace patente que en muchos de sus argumentos quedaron estancadas en la edad media, ¿Qué apego pueden tener a la globalización?, ¿Qué interés puede sucitar la globalización y el progreso en una tribu rural mongólica en el norte de China o en un labrador ucraniano, en un pescador malayo, un ovejero andalúz, un pirquinero nortino o un trabajador cubano de las plantaciones de tabaco?, peligros muchos, seguridades pocas.

La globalización debiera limitarse a ser un fenómeno exclusivamente urbano, hay formas de vida ancestrales ya probadas que se resisten al cambio y es justo que lo hagan. El "yo seré tal cosa porque mi padre y mi abuelo y el padre de mi abuelo lo fueron" es una lección llena de inamovismo, pero que se corresponde mejor a las formas de vida simple y cotidiana de viejos órdenes sociales reacios al cambio y la inestabilidades del mundo moderno. Cada cual tiene derecho a velar por el lado de la moneda en que le tocó vivir.

Lo argumentos que no comparto definitivamente con ciertos detractores de la globalización, apuntan a los clásicos vicios nacionales latinoamericanos: estatismo y clientelismo, aquel parasitismo de ciertos nacionales que recuerdan con nostalgia "tiempos mejores" en que apenas terminados sus estudios básicos o medios estaban listos para comenzar a trabajar en la empresas estatales desde el inicio de su juventud, hasta una muchas veces prematura jubilación, periodo en medio del cual pudieron ser los empleados más mediocres o menos productivos, pero el trabajo no había manera de perderlo.

El Estado actual (y aquí hago lucimiento de mis convicciones liberales) debe ser necesariamente pequeño y flexible, dejando el emprésito nacional reducido únicamente a sectores estratégicos y a los recursos naturales (minería, energía, agua, etcétera). Un Estado que promueve el parasitismo colectivo, simplemente no avanza. Como toda empresa privada, el Estado debiera procurar en sus filas trabajadores responsables y dedicados, si esto siempre fuera así, Chile y Latinoamérica en general, podrían pretender algún día estar a la altura de los países occidentales más avanzados.

Para finalizar, reitero la idea de que la globalización no es ni buena ni mala, ni necesaria o descartable, no es más que un simple dato. Está ahí, continuará presente y siempre ha estado, sólo debemos aprender a llevarla. Pero como todo en la vida su existencia, trae aparejada cosas positivas y otras tantas negativas, que tienen más que ver con la globalización como medio o puente hacia la interacción o el reflejo de todo nuestro actuar humano, en lo engrandecedor tanto como en las pequeñeces.

Aspectos Positivos de la Globalización

  1. Procura la eficiencia y el progreso económico en los países, como bien han demostrado los logros y fracasos de las décadas recientes. Las economías más cerradas son por lo general las más parasitarias (socialmente) y las menos eficientes, productivas y por ende poco competitivas, destinadas a altos niveles de inflación, pobreza, corrupción y otros males endémicos.
  2. Nos muestra que el mundo es mucho más amplio que nuestro metro cuadrado, la diversidad de puntos de vista, manifestaciones culturales, creencias y formas de vida, en pocas palabras la trascendencia tanto del perspectivismo como del relativismo en todo órden de cosas.
  3. Aboga por el individuo y no por el colectivo: Deja abierto un gran campo de posibilidades que pueden alcanzar las personas centrándose en sus propias capacidades y anhelos, más allá de la mística social, de los lazos familiares, de la monocultura, los nacionalismos, etcétera.
  4. Nos fascilita la vida porque el cambio es constante, la tecnología actual no es estática y evidencia frecuentes mejoras, la información está siempre disponible, tan sólo basta con buscarla (y descartar los datos y fuentes menos ortodoxas).
  5. Para su esencia mercantilista no hay imposíbles: Siempre que tengas dinero y ganas, podrás tener lo que quieras de cualquier rincón del planeta: comer platos exóticos de algún país muy lejano, manejar un vehículo de última tecnología europea, viajar a cualquier parte, amoblar tu casa con souvenirs y decoración propia de cualquier cultura o de muchas culturas a la vez, etcétera.
  6. Agreguen las ventajas que les parezcan.

Aspectos Negativos de la Globalización

  1. Provoca una incómoda inestabilidad en quienes pretenden que las cosas no cambien, que las tecnologías del trabajo, competencias y requerimientos sean siempre los mismos o que el trabajo sea una fuente inagotable y muy segura.
  2. La globalización como la conocemos hoy, carga la bandera de la "nueva occidentalización", descarta la vida simple, la espiritualidad, la fe religiosa, la mística (lazos) social y familiar, de las culturas preoccidentales o del antiguo órden occidental centroeuropeo y mediterráneo.
  3. Aboga por el individuo y no por el colectivo: Tiene fundamentos demasiado egoístas, al punto de que quien no da prioridad así mismo, corre el peligro de no avanzar y quien no esté dispuesto a pasar por encima del vecino, arriesga con perder sus opciones.
  4. Nos complica la vida, la hace más estresante, nuestro tiempo se acorta, debemos estar siempre actualizados en información y en tecnología sino quedaremos irremisiblemente atrás. Y ya que nadie es imprescindible, muchos otros estarán en posición de reemplazarnos.
  5. Su escencia mercantilista pasa por alto muchas cosas: No tienes derecho a disfrutar de las ventajas materiales de la globalización si tu billetera está vacía, el materialismo hace tiempo desplazó la via espiritual y hasta el respeto por la vida y los recursos naturales. Todos los tipos de contaminación existentes son resultado del actual procéso globalizador... los países más pobres y desprovistos de políticas visionarias, son los que por lo general pagan los platos rotos.
  6. Agreguen las desventajas que les parezcan.

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