viernes, 22 de julio de 2011

Mauricio Rojas Mullor: De mirista a parlamentario liberal en Suecia

.


Partes: 2, 3, 4 y 5

Esta es una entrevista que yo invitaría a escuchar y ver atentamente a todos, independiente de su inclinación política. Mauricio Rojas Mullor, historiador económico y autor del libro Pasión por la libertad: el liberalismo integral de Mario Vargas Llosa, fue uno de tantos chilenos que se vió obligado a emigrar del país el año 73 por presiones políticas y el miedo a perder la propia vida tras el golpe de Estado de la época.

El año 74 se internó en la comunidad sueca y entró en contacto con inmigrantes europeos, oprimidos por las dictaduras izquierdistas de Polonia y la Unión Soviética, razón que le hizo cuestionar sus posturas revolucionarias utópicas, a tal punto de abrazar una idea de la libertad como proceso perfectible del "día a día" propia del empirismo liberal y ajena del todo a las ideologías totalitarias que sacrifican al ser humano con la excusa de crear un mejor futuro colectivo.

En esta entrevista del 2007 con el argentino Carlos Mira, Rojas Mullor discute pasajes de su libro Historia de la Crisis Argentina en el que traza una línea de tiempo que va desde los años '20 hasta el hecatombe financiero del 2001, alumbrando los elementos que pusieron en jaque durante esos ochenta años, el proceso de industrialización argentino y su acceso al primer mundo. Entre los elementos que hacían posible a la Argentina convertirse en el Estado más pujante de Sudamérica, destaca el arribo de un gran contingente de nuevos inmigrantes entre los siglos XIX y XX, que ayudó a destrabar en parte las clásicas estructuras de dominación (el peonaje feudal racista) que aún perpetúan en el continente las clases aristocráticas. Estas estructuras históricas devinieron en los años '30 a través de las prácticas clientelistas y el caudillismo o lo que Rojas Mullor tiende a llamar la "política de estancia".

Los múltiples fracasos en la economía y en la política argentina, como así mismo la animadversión popular al capitalismo, obedece a que el país siguió la misma suerte del resto del continente, pese a que alguna vez formó parte de los países desarrollados. La arbitraria repartición de las tierras en tiempos de la dominación española (que dejó las grandes haciendas en poder de las familias aristocráticas) y de los recursos asociados a estas en desmedro de una población acaudillada y creciente -más aún con la inmigración- truncaron un natural proceso de "capitalismo popular" (a la norteamericana) en Argentina y el resto de la región. Responde a este marco histórico que todos los procesos revolucionarios posteriores, de la izquierda o de la derecha, más que suprimirlo, terminaran por reactivar el estatus quo de la injusticia o que los grandes latifundistas de ayer se transmuten en los consorcios capitalistas de hoy: literalmente en manos de unas pocas familias.