lunes, 27 de diciembre de 2010

Alerta!: Pseudo-nazis o pseudo-imbéciles en la cúpula de los servicios públicos

HEIL PIÑA!!!
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"No trabajo con negros" fue la sentencia esgrimida por el flamante Director del Fondo de Solidaridad e Inversión Social (FOSIS) de Arica, un tal Patricio Piña para desvincular de la institución al trabajador José Corvacho, un supuesto afro-descendiente.
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Observándolo sólo superficialmente, no se necesita hacer ningún análisis racial riguroso ni de índices cefálicos o morfología física para determinar que Piña (que efectivamente está mal de) es igual o más mestizo que el propio Carvacho, probablemente la mezcla nortina por excelencia de antepasados aimarás o incaicos con inmigrantes españoles de las primeras generaciones, por lo común arribados de las comarcas más pobres del sur de España como son por ejemplo, los villorrios de Andalucía o Extremadura y que por su baño mediterráneo o su cercanía al Norte de África, no eran precisamente los ejemplares más blancos de Europa.
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Sea como sea, el racismo es una estupidéz del porte de un buque, más aún en pleno siglo XXI, más aún en un país como Chile, cuya piscina genética es muy compleja, pero en la que finalmente termina primando un elemento mestizo (en la mayoría de la población) por sobre cualquier aporte extranjero reciente, y finalmente, un país donde también se dan las lógicas más extrañas o únicas, al igual que en el resto de Sudamérica. Sin ir más lejos, en mi caso personal, mi sangre es producto de la unión de inmigrantes libaneses con italianos del norte (friulanos), cantabros españoles y más de algún antepasado indígena, lo que en suma me da la exclusividad de ser chileno, un ser que sólo podría haber nacido en esta tierra, en la América libre y receptiva. Ejemplos como este, suman y siguen.
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José Carvacho, el funcionario segregado.

El problema de gente como Piña, responde a un mal endémico de nuestro país, ligado a una trágica falta de identidad: el sentirnos gente que "vino de paso", que es menos de aquí que el mapuche considerado inferior o el peón que nunca debiera aspirar a mejores condiciones de vida o a independizarse del yugo de los poderosos, pues de otra manera se iría a pique todo un (histórico) sistema de injusticias. En pocas palabras, somos protagonistas de un arribismo tan grande, que hoy por hoy se encuentra expandido en todas direcciones y por tanto, no es extraño que nos segregemos entre nosotros, motivados por lo que sea, incluyendo una insana aspiración a pertenecer a ordenes raciales "supuestamente" superiores. No me digan que nadie ha escuchado una típica acotación de vieja estúpida como la de "que bonito el niñito, nació blanquito".

Mucha gente en este país (tal vez demasiada), reniega de su historia y pretende ser otra cosa. No entiendo de otra manera que existan aquí grupos "neo-nazis" copados por cabezas negras o racistas tacuacos y de piel bronceada o estúpidos que suponen que a medida que escalan socialmente, les cambia también el pelo, les mejora la propia raza o puede que la de sus hijos. Desde toda época, nuestro verdugo psicológico (citando a Faucault) ha estado abierto de piernas a la impronta europea, como sino fueramos otra cosa, sino los hijos ilegítimos de un continente que en el último tiempo le hizo más mal que bien a la historia universal.

Muy peligroso me parece que tipos como Piña puedan ser directores en servicios públicos, ¿Cómo llegó a sortear los exámenes psicológicos?, ¿Cómo puede estar ligado alguien con aquellos pensamientos a una institución que vela por el trabajo social y la solidaridad?. Se le exigió la renuncia, pero jamás debió ocupar tal posición, el próximo paso debiera ser reculturizarlo, enseñarle qué es Chile, o simplemente los tipos de razas, entre los que él de seguro no figura como fenotipo puro, no es caucásico, ni Carvacho de raza negra, ambos son mestizos y de alguna manera en este país (como en el resto del mundo) lo es también cada uno de nosotros, ya sea barriobajero o de clase alta.

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