lunes, 27 de septiembre de 2010

Pobre diablo, que pena me da!

¿Qué carro empuja usted señor Longueira?. Sus berrinches de antes son los mismos de ahora, que no le acomoda el nuevo gobierno es algo que ya sabemos y que el Presidente Piñera no lo considerara, era más que esperable.
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Sin embargo, que patetismo más grande acusar de personalismo al único Presidente que le ha dado la posibilidad de ser gobierno, pareciera que todo el mundo tiene claro, menos usted que la UDI no llegará a serlo jamás por sí sola, menos de la mano de representantes de su calaña. Y que peor personalismo que el que usted ha destellado a lo largo de toda su carrera política, una persona soberbia, antipática y decadente, defensor a brazo partido del legado de Augusto Pinochet, quien sin ir más lejos gobernó SOLO el país y a fuerza de decretos durante casi veinte años, ¿Cómo se le llama a eso señor Longueira?, además de crimen y tiranía: P.E.R.S.O.N.A.L.I.S.M.O. Es evidente que usted sólo sangra por la llaga.
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Soy una persona de derecha sí, pero yo soy de los de Alessandri, me reconozco parte de aquella derecha liberal histórica en la cual militaron todos mis antepasados y que quedó relegada hace medio siglo de la política chilena, opacada por el revuelo socialista, la dictadura militar y el retorno a la democracia en los noventa. Una derecha cuyos fundamentos democráticos y económicos fueron encausados por todos los gobiernos, desde Frei Montalva a la fecha y que otros más descarados han plagiado en sus reformados (y viciados) discursos, en especial: caudillos democristianos de todas las épocas y "neo-socialistas" como Bachelet.
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Gente como Pablo Longueira e Iván Moreira, en cambio, todavía ponen carbón al bracero de la Dictadura, para ellos el triunvirato: Pinochet, Merino, Leigh, no es una página más del pasado, continúa siendo su principal referencia y orgullo en política. El contexto DEMOCRACIA jamás les ha acomodado en lo más mínimo, y sólo la utilizan como una salvedad, naciendo en tanto un nuevo tipo de hipocresía, similar a la de tantos ex "proscritos" de izquierda (comunistas e incluso antiguos miristas) a los que después de tanto tiempo, no quedó más opción que sumarse al carro de la democracia, ya fuera porque se dieron cuenta de que perdían el tiempo contrariando al sistema o porque el terrorismo político en Chile es un pésimo negocio.
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Hay al menos dos tipos de izquierda en este país, y otro tanto ocurre con la derecha. El gobierno de Sebastián Piñera representa sin tapujos, una línea de continuidad con la tradición liberal más pura, la herencia política de los Alessandri, de Balmaceda, Aníbal Pinto, José Joaquín Pérez o Germán Riesco, el baluarte de los "pipiolos", de las ideas y de la lucha libertaria de Pedro León Gallo, la pluma de Jotabeche, José Victorino Lastarria y Blest Gana. Este año hemos vuelto a ser gobierno, gracias a que los chilenos están más conscientes de su liberalismo, fatigados del caciquismo de todas aquellas fuerzas políticas (de izquierda y derecha) que nos trataron como niños y nos dirigieron como a ovejas durante tantos y tantos años.
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Normal que al señor Longueira no le acomode esta manera de gobernar, ni tampoco el progreso intelectual y espiritual que hemos tenido los chilenos en las últimas tres décadas. Ya no está este país para políticos de tradición "portaliana", pensamos hoy en crecimiento económico, en mejorar la calidad de los servicios y en engrosar la lista de países desarrollados en el corto plazo, por lo tanto "el peso de la noche" pueden ir guardánselo donde mejor les caiga señores, que lástima que al día de hoy todavía existan en Chile políticos tan rudimentarios, y la verdad es que a muchos, ni de administradores de fundo les da el carisma.