jueves, 23 de diciembre de 2010

Buon Natale!

Natale: natividad: nacimiento, el sentido puro y verdadero de estas festividades. Se vale en tanto, dejar atrás el pasado y replantearse una nueva vida, para el año que viene y hacia la gente que nos rodea a diario.
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Como todo adulto que guarda en su memoria gratos momentos de la niñez, para mí la navidad siempre fue sinónimo de alegría, pero también reconozco con cierta tristeza que hasta el día de hoy la he identificado más con el simbolismo mercantilista y capitalista que la desvirtuó hace más de un siglo, que con su verdadero trasfondo: espiritual y familiar.
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La navidad es la celebración de un nacimiento, de una vida: la de Jesús de Nazaret, el hijo de Dios o para el no creyente: a lo menos un santo, a lo menos un filósofo epicurista. El más libre y práctico de los seres humanos que nació en la humildad de una pesebrera, rodeado de animales, visitado por pastores, por tres ricos mercaderes de Persia (los "Reyes Magos") y cobijado por el cariño de sus padres. "No hay mayor riqueza, que vivir con dignidad en la pobreza", más que un bello verso, el mayor de los ejemplos que nos aporta el nacimiento y la propia existencia de Cristo.
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El exitismo y el materialismo son dos terribles enfermedades que inmolan el alma humana y en este sentido, no ha sido peor la era en curso que los decenios, siglos y milenios ya quemados. Cristo enseño en cambio, que el camino a Dios, es el mismo que nos guía a la verdadera libertad, un camino de austeridad, tolerancia e independencia espiritual. El actuar sin condenar, caminar sin detenerse y lograr los propios fines, sin pisotear al resto.
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Cristo nos exhortó a "poner la otra mejilla", simbolismo metafórico de ser valiente, luchador y más que esquivar los golpes que nos da la vida y/o nuestros pares, recibirlos, sin detenerse en el curso hacia un destino mentalizado. Y en esa ley murió Jesús, perseguido y condenado por sus enemigos, logrando al fin y al cabo un propósito: trasnformar el mundo, traer el espíritu a un plano dominado por el exitismo y la barbarie, por la intrascendencia de los cánones plásticos y la gloria fútil. Cristo se instaló en la historia al lado de Augusto y César, pero su imperio sigue de pie frente a la derroída y legendaria Roma. Jamás levantó un ejército en armas, ni lo necesitó. A más de 2000 años de su nacimiento y muy a pesar de haberlo hecho en un pesebre o potrero, Cristo, el primer hijo del rigor, se convirtió en el rey que muchos temieron, un ejemplo indestructible de pulcridad, libertad y santidad.
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Este año no importa dónde y cómo recibas la navidad, más importante que recibir todo aquello que anhelas materialmente, es rescatar el sentido original: estar copado de las atenciones y del cariño de la gente que amas. Y mucho más valioso que dar, es darte a ti mismo, repartir tu espíritu entre la gente con la que compartes a diario e inclúso con quienes apenas conoces. La navidad debiera simbolizar siempre un renacimiento del espíritu y en esta vida, aunque muchos te pinten lo contario, no hay nada más importante. La riqueza del espiritu se acumula acción por acción en la bolsa de valores de la vida, te abre más puertas que el propio dinero, reparte más utilidades y te fascilita más socios en el camino. El amor no se mide económica, sino espiritualmente.
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Buon Natale para todos!
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