sábado, 23 de noviembre de 2013

Salomón: "Hombre de Paz"

Salomón y la corte del templo, recibiendo a la reina de Saba

"Shalom" y "Salam" son la definición de "Paz" en lengua hebrea y árabe respectivamente. Salomón, rey de Israel y referente simbólico de templarios y masones, más que un personaje real de la historia, encarna un arquetipo: el "hombre de paz": Shlomo en hebreo moderno y Suleiman en árabe, etimología de la cual derivan los nombres de Solomon en inglés y Salomón o Solimán en español. El nombre de su reino era Salem ("Tierra de Paz"), sobre la que los judíos edificaron el remedo Jerusalém, polis mística -en sus orígenes- que atrajo indistintamente la construcción simbólica de judíos, cristianos y musulmanes.

Parece ser que la verdadera raíz del nombre Salomón es la que deriva del árabe Suleiman (Salam-Man/Hombre-Paz), siendo el sufijo man la referencia a hombre y mente en lengua aria, la cual era empleada en la región del Levante con anterioridad a la llegada de los pastores semitas (entre ellos los cananeos y judíos) que se fusionaron u absorbieron a naciones cuya lengua vernácula era anatólico-indoeuropea: los pueblos hititas, hicsos, hurritas y pelásgicos, estos últimos ancestros de los filisteos (antiguos palestinos) y hebreos originales.

Es así como la leyenda de Salomón, al igual que muchas otras epopeyas bíblicas (como el "Diluvio Universal"), tendría un origen pre-judío, puesto que la historia del "rey justo" u "hombre de paz" proviene de los hebreos, una nación y raza distinta de los demiúrgicos judíos, que practicaba la religión solar de los antiguos arios y rendía culto a la Gran Luz. Los judíos por su parte, fue una raza de esclavos (tal como reflejan las historias de Moisés en Egipto y Abraham en Babilonia) que en su paso por las grandes civilizaciones de Medio Oriente a la par de ser sometidos, aprehendieron los aportes civilizadores de naciones mucho más avanzadas, convirtiendo al referente de Ahura Mazda de los arios en el dios tiránico, celoso y vengativo que es Yahvé: un Demiurgo o falso Dios, sustento de una filosofía o religión acorde a pueblos domeñados o sometidos que más que ver en Dios a un padre, un espíritu de amor y voluntad creadora, ven a un esclavista implacable, que a la vez es el as perfecto bajo la manga, pues siendo Yahvé el esclavista, no hay justificación posible para tolerar la dominación de otros seres humanos, y por el contrario surge el derecho de someter a los "goyim" como sacrificio al dios nacional.

La lámina muestra la repartición de Palestina en época bíblica. Nótese que el reino de Israel era distinto del de Judá y que los filisteos ocupaban una porción semejante de territorio al que están reducidos en la actualidad los palestinos por determinación sionista. La historia es un eterno retorno.

Las implicancias de esta nueva fe en Yahvé, fue la constitución de una nación sólida, tradicionalista pero también progresista, conformada por hombres y mujeres que cargan en sus frentes la seña del resentimiento. El judío en adelante (destinado a errar) se rebelará siempre de forma minuciosa y agazapada ante todo orden no judío: los estamentos de la Europa clásica, abolidos por la Revolución Francesa y el (falso) iluminismo, o la lucha de clases que terminó desatando no sólo la caída de la Rusia zarista en poder de los bolcheviques, sino que dos guerras mundiales desastrosas, son claras muestras de lo escrito, y que la vez son un simple reflejo de una guerra mucho más épica u cósmica (en palabras del barón Julius Evola), la lucha entre los nobles espíritus solares y las oscuras huestes del Demiurgo, entre los seguidores de Ahura Mazda y los esclavos de Yahvé.

Esta batalla cósmica de varios capítulos comenzó en Palestina, Egipto, Babilonia y el Imperio Romano en épocas remotas, continuó durante la Edad Media en Europa y engendró grandes hecatombes político-militares, durante el siglo pasado a nivel mundial. En 1947 la batalla retornó a Medio Oriente, plasmándose en el conflicto palestino-israelí (arquetipo del eterno retorno de las ancestrales luchas entre filisteos y hebreos contra judíos) y en la época en curso, avanza a pasos acelerados hacia una Tercera Guerra Mundial que enfrentará al islam ario, islam solar o islam persa (chií) contra el sionismo, cuya sombra envuelve a su favor no sólo a Estados Unidos y la mitad de Europa Occidental; el wahabbismo, el salafismo, el terrorismo islámico, el islam político y otras vertientes filosóficas del islam demiúrgico operan en la región a favor de Israel, puesto que la concepción de Alláh (Dios) en estas ideologías del resentimiento, está lejos de ser la de Ahura Mazda, el mal le reza siempre a Yahvé, del mismo modo que el Salomón judío tergiversa al Salomón hebreo hasta el punto de convertir al "hombre justo" u "hombre de paz" (un Imán o portador de la luz) en la encarnación arquetípica del súmmum imperialista.

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