Duro revés el que recibió el mandatario venezolano el pasado domingo 26 de septiembre. Todo parece indicar que el "chavismo" va en picada, perdió un 17% del apoyo popular, mientras la oposición sigue en alza. Y a pesar de que el gobierno puso "paños fríos", y se dio por satisfecho y hasta ganador, es evidente que los pronósticos oficialistas fueron mucho más optimistas que los resultados. Esta vez Chávez perdió las parlamentarias, la próxima de seguro tendrá que ceder el puesto.
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Tras estos resultados, una serie de ventajas que el oficialismo mantenía sobre el Congreso, se han perdido definitivamente: Entre otras cosas, Chávez perdió potestad de incidir en la elección de autoridades claves como el Fiscal General y el Presidente del Tribunal Supremo. Estos escollos no serán fáciles de saldar para un Presidente acostumbrado a dirigir el país a sus anchas, pasando inclúso sobre el protocolo y las reglas.
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Un gran triunfo para Venezuela en su carrera hacia la consolidación de la democracia, algo que necesariamente parte por desconfigurar todos los resabios de aquello que llaman la "revolución bolivariana", una lucha en la que ni el propio Chávez cree realmente, bandera de los utopistas y de la masa ignorante a la que se ha conquistado por tanto tiempo, con promesas de miseria colectiva. El chavismo ya no huele a azufre, sino a gladiolo.
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Tras estos resultados, una serie de ventajas que el oficialismo mantenía sobre el Congreso, se han perdido definitivamente: Entre otras cosas, Chávez perdió potestad de incidir en la elección de autoridades claves como el Fiscal General y el Presidente del Tribunal Supremo. Estos escollos no serán fáciles de saldar para un Presidente acostumbrado a dirigir el país a sus anchas, pasando inclúso sobre el protocolo y las reglas.
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Un gran triunfo para Venezuela en su carrera hacia la consolidación de la democracia, algo que necesariamente parte por desconfigurar todos los resabios de aquello que llaman la "revolución bolivariana", una lucha en la que ni el propio Chávez cree realmente, bandera de los utopistas y de la masa ignorante a la que se ha conquistado por tanto tiempo, con promesas de miseria colectiva. El chavismo ya no huele a azufre, sino a gladiolo.